lunes, 24 de noviembre de 2008

Ludvig consiguió viajar en el tiempo.
Y no le fue difícil, cualquiera con su inteligencia, arrojo, conocimientos de física y también su suerte lo hubiera conseguido.
Pero fue Ludvig el primer crononauta en la historia de la humanidad, o en lo que hasta ese día se entendió como historia.
El primer viaje fue al pasado. Retrocedió 40 años y en un parpadeo se encontró abriendo la puerta de cobertizo del campo donde se había criado.
Estaba notablemente movilizado, conmovido, en un momento volvería a ver a su abuelo, su pelo gris y su sonrisa franca. o estaría allí su madre, amasando pan en la cocina, casi que podia sentir nítido en su mente el aroma del pan.
Decidido caminó a la casa de campo.
Se detuvo en el estanque, vio su reflejo en el agua y advirtió que bajo su bota había una rana muerta, que el la había pisado.
Recordó entonces las advertencias de los estudiosos del viaje temporal y tubo miedo, miedo de haber modificado el presente.
Volvió corriendo al cobertizo y lloro todo el viaje de regreso.

1 comentario:

mundo tilingo dijo...

sabe que me gusta esta historia.
me da mucha pena la rana muerta y la sensibilidad de Ludvig.
es un relato de sensible ficcion cinetifica