la critica de las almas

los sábados, con mis amigos ralfi y el nudo nos juntamos para celebrar la vida.
casi siempre vienen a casa, donde tomamos coca cola, ansiolíticos y comemos galletitas okebon.
hay veces que nos abrazamos y nos palmeamos las espaldas, otras hacemos una ronda alrededor del florero y coreamos la música de los dibujitos de comando g.
cuando estamos mas serios, hablamos de computadoras, de leguajes de computadoras, de dibujantes, de autores de Ciencia ficción y celebramos que estos temas sean parte importante de nuestras vidas haciendo ruidosas gárgaras de te con las bocas abiertas.

cada sábado, espontáneamente, alguno se pone a hacer imitaciones. el ralfi habla como el robot arturito de la guerra de las galaxias, el nudo hace una imitación maravillosa del pato donald y a mi me gusta imitar el sonido de la maquina registradora de un supermercado.
cuando terminamos de charlar con nuestras voces nos reímos mucho y a veces nos aplaudimos enérgicamente.

Los días que vamos al videoclub nos gusta hacer chistes con los nombres de las películas y pasear las cajitas de los dvds por todo el local. Después de un rato nos vamos sin alquilar nada, porque las películas que nos gustan ya las tenemos grabadas.

somos amigos desde hace 15 años. siempre estamos juntos y nos gusta ayudarnos.
cuando alguno tiene un problema sabe que puede contar con los demás.
si ralfi se atraganta cuando come rabas, o alguna fritura de pescados (siempre se atraganta el ralfi) no tiene mas que abrir su boca bien grande para que el nudo le acaricie la espalda y yo pueda meter mi pico en su boca para sacar el alimento que se atasca en su garganta. es una risa verlo toser después de un traspié así.


cuando se hace de noche y les bajo a abrir la puerta, nos gusta cruzarnos con mis vecinos en el ascensor y hacerles creer que somos robots ascensoristas. Como los vecinos ya nos conocen, juegan con nosotros. nos indican a que piso van con sentencias de programación en D.O.S y nos recuerdan las tres leyes de asimov que rigen las vidas de los robots.
Sin saberlo ellos también están celebrando la vida, aunque sea por un rato.